miércoles, 24 de diciembre de 2014

Qué es un viaje para mí

Un viaje es siempre algo emocionante y amenazante por lo que siempre genera mucha adrenalina. Pero, sobre todas las cosas, un viaje es algo que habla del viajante: Si ama las aglomeraciones, si su piel sufre con el frío, si le gusta llorar frente al mar. Es un intento más por pintarnos, por crearnos en el mismo hacer. 
Yo no soy un alma perdida entre las multitudes, mis viajes siempre han sido solitarios y he huido de las demás personas como animal asustado. Y no lo digo sólo en forma de metáfora, hablo de los viajes en cuerpo también.
Me gusta, sobre todo, tratar de encontrar mi propios intereses más allá de las agencias de turismo y las modas, hacer casi un estudio antropológico de los lugares a los que voy, tratar de descubrirme a mí misma en los demás.
Aquí, hablaré de mi pueblo, de mis pueblos del alma, de la provincia mediterránea en la que he nacido, hermosa en toda su extensión, repleta de secretos, de voces que susurran con desesperación. Hablaré, también, con palabras y con imágenes, cuando me he animado a ir más allá, atravesar fronteras y descubrir lo extranjero. Mi atención se guiará a lo sencillo, lo pequeño, lo ignorado: ¿Quién es ese anciano sentado en la plaza, en todas las plazas del mundo? ¿Quién es la niña que llora? ¿Qué historias están gravadas en las arrugas de la señora que camina calle abajo? Y las paredes, ¿qué gritan? En este punto, debo decir que me encanta el arte callejero, las pintadas. Mostraré fotos de aquello que merece ser recordado y de tantos artistas sin voz porque se les corta la lengua y las manos...

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